Digital edit by Islas del Pacífico Argentina and Chip Musik Records Perú

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Imaginé algo y fui directo hacía ahí. Un amanecer hermoso con las nubes más esponjosas que alguna vez haya visto. Los rayos de luz comenzaban a asomarse y podía caminar sobre ellas. No sabía si estaba soñando o había muerto pero no me importaba. Se sentía tan real que aproveché para hacer lo que quisiera y disfrutarlo al máximo.
Infinitos colores rodeaban mi cuerpo sin ser reflejados sobre cosas. El aire era el más puro que jamás había respirado. Los sentimientos y las emociones también. No se empañaban o distorsionaban con nada. A lo lejos divisé un arcoiris. Sentí que me gustaría saltar hacia él y usarlo como un tobogán. Sin pensarlo otra vez lo hice. Y funcionó. Mientras bajaba por él sentí el mayor éxtasis y felicidad que nunca antes había experimentado a la vez que se fue tornando en una paz infinita. Mi cuerpo era el que estaba experimentando aquello aunque no estaba seguro. No sentía peso alguno que me detuviese. Era tan liviano como una pluma. El arcoiris desembocaba en una costa. Otra vez la más hermosa que jamás haya visto. No me detuve a pensar si todo aquello era cierto o no, lo disfruté al máximo. Aterricé violenta y pacíficamente al mismo tiempo entrando en el agua azul.
Una vez en el agua me encontré con muchos más como yo, en la misma situación. No tenían forma pero los pude identificar por su luz parpadeante, que los rayos reflejaban atravesando el agua. Me di cuenta porque les podía sentir esa misma sensación de paz y pureza. Todos bailaban y reían sin importar si aquello era real. Eran tan felices que nada importaba. Solo seguir disfrutando mientras aquello durara. Después de un tiempo entendí que ese era el juego. Disfrutar mientras todo siguiera sucediendo. Así fue como fueron pasando cada vez más cosas. Unas continuaban a otras sin encontrar nunca el final. Algunos de vez en cuando se quedaban preguntándose si todo aquello era real o no. Y luego de un tiempo de esto se apagaban. Se luz comenzaba a cesar lentamente. Hasta que no los podía ver más. En ese preciso momento, de la nada, otras luces comenzaban a resplandecer, y se podía sentir cómo comenzaban a moverse y reírse alocadamente. Aquello parecía el espacio mismo lleno de estrellas. Algunas alcanzaban una intensidad enorme. Tanto que uno no podía evitar acercarse a bailar y reír con ellas. Si mirabas a tu alrededor esto se repetía una y otra vez. En todos lados. Era todo tan divertido que podías ir de baile en baile uniéndote a otros, quienes al acercarte, potenciaban tu luz hasta puntos impensados. A veces se podía volver uno tan brillante que ese brillo se convertía en otra cosa. Ni siquiera se podía nombrar. Y entrabas a otro lugar donde todo continuaba así, y era tan divertido que solo había que disfrutar.